El Club de las Amistades Falsas
2/19/2015 10:00:00 a. m.
Si
te dieran la oportunidad de escoger entre estar rodeado de un gran grupo de
personas con las que puedas salir de fiesta, divertirte y pasar un buen rato, o
tener –solamente- un amigo pero que –estás seguro- todo el tiempo va a estar
para ti, apoyándote, aconsejándote y cuidándote, ¿cuál elegirías? Si me
hubieran hecho esa misma pregunta unos meses atrás, seguramente –y sin
pensarlo- hubiera dicho que prefería la primera opción. Pero el tiempo se ha
encargado de darme una muy buena lección, los verdaderos amigos se cuentan con
los dedos de una sola mano y los amigos
de fiesta nunca van a estar contigo cuando más los necesites (para los que
no saben que es un amigo de fiesta, es aquel que solamente te busca cuando está
aburrido y quiere salir).
Cuando
entré a la universidad, empecé a hacer amistad con casi todos los chicos y
chicas de mi salón. Como todos los jueves nuestras clases acababan más temprano
que de costumbre, nos íbamos a desayunar tacos y –algunas veces- a tomar
cerveza (sí, a la 1 de la tarde). Nos ayudábamos con nuestras tareas y
exámenes. Y –al parecer- nos contábamos todo. Por un momento llegue a pensar
que –por fin- había encontrado amigos de verdad, pero los meses empezaron a
pasar y lo que parecía un grupo unido, se desintegró (¡oh sorpresa!). Nos pasó
como la canción de los elefantitos, de los que 15 que éramos, sólo quedamos 5.
No
podría decir que fue culpa de una sola persona, creo que -de cierta manera-
todos influimos (también me incluyo) en la separación de nuestro squad.
Tus Puñaladas Dejaron
Cicatrices En Mi Espalda (Interlude)
Antes
de continuar con mi historia, me gustaría contarles un poco sobre unas “amigas”
que tuve en la preparatoria (a las que también me gusta llamar: las personas
más falsas que he conocido en toda mi vida). Nos conocimos en el salón de
clases, era el primer día de escuela y –como de costumbre- nadie conocía a nadie.
Para pasar desapercibido, decidí que era una muy buena idea sentarme en la
parte de atrás del salón, yo podría ver a todos pero nadie me vería a mí.
Delante
de mí se sentó Valentina y, a mi lado, estaba Donna. Los tres empezamos a
platicar y nos dimos cuenta de que teníamos muchas cosas en común. A simple
vista, parecían ser muy amigables y tranquilas, pero -con el tiempo- me di
cuenta de que eran las típicas chicas egoístas, que te apuñalan por la espalda
y que utilizan tus debilidades para aprovecharse de ti. Estar con ellas era
como juntarse con Regina George disfrazada de cordero.
No
planeo hacerme la victima porque al principio disfrutaba mucho estar con ellas,
el hecho de que todos estuvieran hablando de ti, los chismes, y las miradas en
los pasillos, era bastante emocionante e intrigante. Pero después todo empezaba
a ser muy aburrido. Muchas personas se alejaron de nosotros porque siempre
estábamos criticando a alguien o contando chismes. A ellas no les importaba
mucho, pero a mí sí, en especial por el complejo que tenía de caerle bien a
todos.
Durante
el último año de preparatoria, las dos consiguieron novio y poco a poco me
fueron dejando solo (obviamente no tenía ningún otro amigo). Pero eso no fue
todo, una chica que también se juntaba con nosotros dejó el grupo y logró poner
a todos en nuestra contra (no es que haya sido muy difícil, más de la mitad del
salón ya nos odiaba). Al final, todo eso cayó sobre mí, yo pague las
consecuencias mientras ellas estaban con sus novios como si nada hubiera
pasado. Además, le caíamos mal a todos por culpa de Donna, fue ella la que
inventó que –el chico que era su novio- la acosaba, que todos le tenían envidia
por ser “rica”, y fue ella la que hablaba mal de los demás. Sí, Valentina y yo
también lo hacíamos (en menor cantidad que Donna) pero cuando vimos que el
karma nos la empezaba a cobrar, nos arrepentimos.
Y
créanme, de verdad me arrepiento. Esa es una de las razones por la cuales odie
la preparatoria. Solía pensar que era mejor tener esa clase de amigos a estar solo, pero no podía estar más
equivocado.
Afortunadamente,
todos pagamos por nuestros crímenes (por así decirlo), unos más que otros pero
–al final del día- todos tenemos que hacerlo. Donna no solamente se quedó sola,
sin amigos y sin novio, también se descubrieron todas las mentiras que había
dicho. Valentina se mantuvo alejada de cualquier contacto humano. Y yo, bueno
pues yo también me quedé solo y, aunque al principio fue difícil, después me di
cuenta de que tenía una nueva oportunidad para empezar de cero y de hacer las
cosas bien. Hasta eso no me fue tan mal.
Los Curitas No Curan
Heridas de Bala
Pero
esa no ha sido mi única experiencia con falsos amigos. ¿Recuerdan a Enrique, el chico al que tanto admiro por su valentía? Pues ahora sólo me habla una vez al
mes y siempre que trato de contactarlo, me deja en visto (a menos que necesite mi
ayuda).
En
la secundaria, tenía una amiga que, curiosamente, también se llama Valentina
(he tenido muchas amigas llamadas así). Después de nuestra graduación, nunca
volví a verla pero todo el tiempo estábamos hablando por Facebook o por
WhatsApp. Ella sabía todo de mí y yo sabía todo de ella. Éramos tan unidos que
llegue a considerarla mi mejor amiga, pero después entró a la misma universidad
que yo y todo cambió.
Los
problemas empezaron el día que me hizo estar todo el tiempo con ella, como si
no tuviera otros amigos (u otras cosas que hacer). Había veces en las que
estaba en alguna clase y prácticamente me obligaba a salirme para poder
platicar. Pero esa no es la peor parte, siempre estaba deprimida y odiando su
vida. Cuando estás tratando de cambiar tu forma de ver el mundo, no es de mucha
ayuda que alguien te esté recordando todo el tiempo lo terrible que es (o lo
gordo que te ves). En su cumpleaños, quiso que la acompañara a Starbucks con
otra de sus amigas, pero como tenía que llegar a mi casa temprano, no pude ir.
No solamente se enojó conmigo por eso, también se indignó porque no quise
llevarlas, como si fuera su chofer. Eso no es todo, un día se peleó con
Laura, una chica que en la secundaria se juntaba con nosotros, y me dijo que no
iba a volver a salir conmigo hasta que le dejara de hablar y casi todas las
semanas me estaba pidiendo mis contraseñas de Instagram o Twitter para checar
los perfiles de sus ex parejas. ¿Quién demonios hace eso?
Un
día fui a comer tacos con mis amigos y me reclamó porque no la lleve conmigo.
“Son mis amigos, no los tuyos”, pensaba. “Todo el tiempo me estás utilizando,
eres muy egoísta y manipulador”, me dijo por nota de voz.
“Si eso es lo que piensas de mí, ¿por qué sigues siendo mi “amiga”?”.
Creo
que esa fue la última vez que platicamos y, sorpresivamente, no me siento mal
por eso, es como si me hubiera quitado un gran peso de encima.
El Club de las Amistades Falsas
(Reprise)
Ahora
regresemos a la actualidad. Después de haber perdido a casi todos los
integrantes de nuestra pandilla, me puse a pensar en qué es lo que había salido
mal. Para empezar, todos teníamos intereses distintos, muchos todavía se
quedaron en -lo que he decidido llamar- la etapa
de preparatoria (los afectados por esta condición piensan que su vida es
como la película Mean Girls y se comportan como si fueran Cady Heron). Otros
entraban a la etapa donde el alcohol y la
fiesta son lo más importante y, unos cuantos, acababan de darse cuenta de
que están en proceso de convertirse en adultos, por lo que empezaban a actuar
como tal. El conflicto llegó a su clímax cuando los chicos Mean Girls se
burlaron de los adultos jóvenes y los adultos jóvenes criticaron a los chicos
fiesta. Pasó todo un semestre donde ya nadie se hablaba y el gran grupo que
teníamos, se divido en tres grupos pequeños. Con el tiempo fuimos arreglando
nuestras diferencias.
Pensándolo bien, todo esto me sirvió para darme cuenta de quienes son mis amigos
de verdad y quiénes no. Yo sé que no tengo el título de mejor amigo del año, pero
me esfuerzo mucho para serlo (casi siempre), así que espero al menos recibir lo
mismo que ofrezco, ¿no? Se llama reciprocidad, chavos.
¡Hola! ¿Cómo estás? Estoy muy
feliz de poder traerte –una vez más- otra de mis historias. Por fin me tomé el
tiempo necesario para escribir un relato más largo que los demás y creo que,
hasta ahora, es uno de mis favoritos. Aquí hablo un poco más sobre mí y estoy pensando
en hacerlo más seguido. Todo el tiempo estoy contando historias de mis amigos o
de mi familia pero siento que ya llego el momento de contar mi historia. En esta
ocasión me inspire en dos cosas: 1. En un comentario que hizo Patricia Sáez
(del maravilloso blog Brunette Ambition, de verdad, tienen que visitarlo, y
suscribirse y compartirlo porque es muy –muy- bueno. Soy fan <3) y 2. En una
canción de Taylor Swift llamada Bad Blood. Últimamente me he sentido muy
inspirado por su álbum 1989, me provoca escribir todo el tiempo. Pero bueno,
basta de mí. Ahora te toca a ti contarme que te pareció el post, o el blog, o cualquier
cosa que se te venga a la mente. Me encanta leer tus comentarios. Muchas gracias
por suscribirte y por compartir el blog. Te
mando un abrazo J ¡Te
amo!
6 comentarios
Miles de millones de gracias, de verdad y de corazón por dedicarme tan bonitas palabras. En serio me has emocionado... Con gente como tú y gracias apersonas tan genialed, el blog sigue adelante. Gracias de verdadpor tantísimo cariño. Un abrazo y un beso enorme, encantada de leerte siempre. Muaaaak
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por estar apoyando mi blog desde -prácticamente- el día uno jaja Te mando también un abrazo, Paty. Saludos :)
EliminarCon este tema me siento muy identificada Jajaja. En el camino también eh perdido varias amistades y la verdad es que no por culpa mía, o tal vez mi culpa al no haberme dado cuenta de como eran en realidad. Ahora me voy con cuidado con los amigos. Aunque tengo geniales amigas siempre tengo en cuenta que somos seres humanos y que nos podemos equivocar. No meto las manos al fuego por nadie D: pero yo si trato de ser una buena amiga siempre :)
ResponderEliminarSigo leyéndote. Besos!
Creo que muchas veces somos tan ingenuos que confiamos en las personas ciegamente, y algunos se aprovechan de eso. Lo mejor que puedes hacer es seguir siendo una muy buena amiga pero sin dejar que los demás pasen por encima de ti. Eso es lo que yo he aprendido jajaja Te mando un abrazo muy grande. Saludos :)
EliminarDe verdad!! que me encanto todas tus palabras me ayudaron mucho, y eso de "Mejores amigos" no existe, para eso tengo a mi madre ella es mi todo♥
ResponderEliminarTodo lo que dijiste me ha pasado también a mi. Y estoy encantada de leerte.
Nos vemos.
Yo estoy encantado de leer tu comentario ❤ Que bueno que te lleves tan bien con tu mami, es muy lindo. Gracias por visitar el blog. Te mando un abrazo
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